DURO CAMINO HASTA EL TÍTULO

El camino hacia el título tenía dos escollos muy difíciles: Palestino, de Chile, y el Guaraní de Campinha, Brasil, cuya figura central era Careca. Los dos rivales de Olimpia empataron 0-0 el primer partido, EL 1 DE MAYO, en Santiago. Los brasileños recalaron luego en Asunción, el 4 de mayo, y Olimpia obtuvo un sensacional triunfo, 2-1 (Villalba y Roberto Paredes) la noche del 4 de mayo. Olimpia salió a la cancha con Almeida, Solalinde, Paredes, Sosa y Piazza; Torres, Kiese y Talavera; Isasi, Villalba y Julio Díaz (Aquino). 

La siguiente escala fue Santiago, adonde los olimpistas, con dos conquistas de Hugo Talavera derrotaron 2-0 al Palestino, el 9 de mayo. Jugaron: los mismos que el equipo anterior, solo que Aquino reemplazó a Julio Díaz, y no hubo cambios durante el partido.

Entre otras cosas, Olimpia sustentaba esta campaña en la gran preparación física del plantel. No se resintió en lo más mínimo, a lo largo de toda la Copa. Ya en Asunción, los decanos volvieron a vencer a los chilenos, esta vez 3-0 (Kiese, Talavera y Varas, en contra), el 16 de mayo, con el mismo equipo anterior, pero con la inclusión de Ortiz, que reemplazó a Aquino, durante el partido. Chilenos y paulistas empataron 2-2 en Campiñas, y Olimpia, al que le bastaba un empate para llegar a su segunda final histórica, consiguió igualar 1-1, el 24 de mayo. Se alistaron los mismos, y el pilarense, Adolfo Lazzarini, consiguió el tanto de la igualdad, en los pocos minutos que jugó, reemplazando a Osvaldo Aquino.

La final de 1979 puso frente a frente al bicampeón, Boca Juniors y a nuestro campeón. El primer encuentro se llevó a cabo en el “Defensores del Chaco” (como todos los partidos) el  22 de julio de 1979. Un tiro libre de Piazza abrió el camino a la gloria, y antes del finalizar el primer tiempo, Osvaldo Aquino conquistaba el segundo tanto. Los boquenses no lo podían creer, pues aseguraban que serían los campeones. El equipo tuvo una sola modificación: entró “Toto” Jiménez en lugar de Flaminio, y en todos los demás puestos, igual.

Y el decano del fútbol paraguayo, que ya en 1960 estuvo a un paso del campeonato, se consagró campeón de la Copa Libertadores de América la noche del 27 de julio de 1979, en la mismísima Bombonera, con una actuación soberbia, ante un gran rival. Almeida y los suyos mantuvieron la valla invicta, y amparados por la victoria en Asunción, el empate sin goles consagró a Olimpia, campeón de la Copa Libertadores de América. En aquel partido, apareció por primera vez en el plano internacional, otro chiquilín: Jorge Guasch, en reemplazo de Luis Torres, y también jugó Delgado, en un puesto que lo llevaría a ser uno de los mejores zagueros centrales de la historia, y varios años capitan de Olimpia y de la Selección Nacional.
Asunción, esa noche, fue una fiesta. Una gran fiesta que duró hasta que los campeones regresaron, al día siguiente, y se prolongó en el tiempo... y en el recuerdo.